Todo empezó hace ya muchos años, cuando era pequeño. Siempre me quedaba embobado al ver pasar esos coches tan bajitos que sonaban muy distinto de los demás y que me quedaban realmente lejos. Tan lejos que jamás creí que llegaría a conducir uno. Con el paso de los años solo hice que acrecentar esta obsesión, descubriendo poco a poco la historia de Porsche, sus modelos mas desconocidos y sus éxitos en competición.
Hace ya algunos años que descubrí este foro en el que he entendido que no soy el único loco y en el que he aprendido muchas cosas gracias a sus miembros. Por eso quiero compartir este momento con vosotros, que aunque no me conozcáis en persona, sois culpables de este sueño se haya convertido en realidad.
Tras años de indecisión buscando un 964 al final me he tirado a la piscina y no me arrepiento para nada. El día que lo vi supe que tenía que ser mío, y al día siguiente lo fue. Además, por suerte, coincidió con el inicio de mis vacaciones, con lo que el primer día metí los bártulos y me hice el Barcelona-Madrid con paseo por Zaragoza incluido.
Una semana mas tarde llevo ya 1400 kilómetros y solo tengo la sensación de que la espera ha merecido la pena y de que me quedan muchos kilómetros de disfrute.
Me tiene enamorado: el tacto de la puerta al abrir, el olor a cuero, el mito de sus 5 relojes, los mandos repartidos sin orden lógico, la postura y comodidad del asiento, los pedales articulados en el suelo y descentrados, el embrague duro, el freno que no frena hasta que pisas como hay que pisarle, la palanca de cambio dura y precisa, la dirección asistida que parece inexistente y sobretodo el sonido del motor al girar la llave con la zurda...
Hace ya algunos años que descubrí este foro en el que he entendido que no soy el único loco y en el que he aprendido muchas cosas gracias a sus miembros. Por eso quiero compartir este momento con vosotros, que aunque no me conozcáis en persona, sois culpables de este sueño se haya convertido en realidad.
Tras años de indecisión buscando un 964 al final me he tirado a la piscina y no me arrepiento para nada. El día que lo vi supe que tenía que ser mío, y al día siguiente lo fue. Además, por suerte, coincidió con el inicio de mis vacaciones, con lo que el primer día metí los bártulos y me hice el Barcelona-Madrid con paseo por Zaragoza incluido.
Una semana mas tarde llevo ya 1400 kilómetros y solo tengo la sensación de que la espera ha merecido la pena y de que me quedan muchos kilómetros de disfrute.
Me tiene enamorado: el tacto de la puerta al abrir, el olor a cuero, el mito de sus 5 relojes, los mandos repartidos sin orden lógico, la postura y comodidad del asiento, los pedales articulados en el suelo y descentrados, el embrague duro, el freno que no frena hasta que pisas como hay que pisarle, la palanca de cambio dura y precisa, la dirección asistida que parece inexistente y sobretodo el sonido del motor al girar la llave con la zurda...
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