mercredi 29 juillet 2015

Mi visita al Museo Porsche. Una bonita experiencia

El pasado fin de semana he estado en Stuttgart y naturalmente la visita al Museo Porsche era obligada y, en realidad, era el principal motivo que inspiraba este viaje.

Era la primera vez que estaba en esta ciudad, y me sorprendió ver lo cómodamente que uno se desplaza por ella. En el aeropuerto tienes una línea de metro que pasa por el centro con estaciones en los puntos más emblemáticos, y la misma línea te deja más adelante en Zuffenhausen, un barrio situado en la parte Norte del casco urbano en el que se ubican la fábrica y el museo Porsche.

Había llegado a Stuttgart en la tarde del viernes, que aproveché para conocer un poco el centro de la ciudad, dando un paseo por la comercial y céntrica Königstrasse, llena de actividad, por la enorme Schlossplatz o plaza del castillo, rodeada de varios monumentos emblemáticos, y por las calles y placitas próximas; todo el centro de la ciudad es muy agradable, con un ambiente tranquilo, y es además muy “paseable” dado que una gran parte del centro está peatonalizado.

Me permito poner un par de fotos del ambiente que se respiraba el viernes 24 de julio al atardecer en la Schlossplatz. La temperatura era perfecta e invitaba al paseo y al relax.





Al día siguiente sábado, tras un relajado desayuno en el hotel me dirigí a la estación de metro más cercana para tomar la línea que pasa por Zuffenhausen y al Museo Porsche. La verdad es que bajar del metro, que en aquella zona circula en superficie, y encontrarse de frente con el imponente edificio del museo, no deja a uno indiferente. Me llamó también la atención un Centro Porsche que hay justo al lado, al que me dirigí antes de visitar el museo pasando un buen rato viendo los coches que en el mismo había expuestos, e incluso intercambiando impresiones con algún comercial y cliente que por allí había.

El Museo merece la pena; el edificio en el que se encuentra ubicado es ya en sí mismo una obra de arte de la arquitectura contemporánea y en el interior te encuentras una representación de la historia de la marca a través de un viaje en el tiempo por sus principales hitos automovilísticos y deportivos. Desde modelos emblemáticos, motores y diseños constructivos de los mismos, eventos deportivos, sistemas interactivos para el visitante se entretenga; todo muy bien montado. Los 8 euros de la entrada rinden su contenido porque te encuentras muy a gusto en la instalación.

Y ya no gasto más rollo y paso a mostrar algunas fotos (sólo algunas para no cansar) de mi visita al Museo. Son fotos hechas con el móvil, por tanto no esperéis gran calidad, pero sirven para mostrar un poco lo que yo vi.

Vista parcial del impresionante exterior del edificio





Y algunas fotos que saqué a lo mucho que hay que ver en el interior. Una de ellas corresponde al motor que montó el 911 en su primera versión









Y más fotos de algunas de las bellezas que te encuentras por allí.






Una parte de la exposición está decidada a la evolución de las versiones turbo del 911, como podéis ver en las fotos siguientes













Una cosa que me encantó es una representación virtual, sobre una gran pantalla, de la silueta a tamaño real de todos los modelos base del 911, partiendo de su “abuelo” el 356, en la que se aprecia la evolución estética y tamaño de este modelo absolutamente emblema de la marca.

Como curiosidad, pongo seguidas las fotos que saqué de los modelos del 911 a medida que iban saliendo sucesivamente en la pantalla, en la que al aparecer dibujadas las líneas de las distintas carrocerías, aprecias muy bien los cambios de silueta y tamaño.


















Un punto del museo muy emocional es el “Roadster nº1” que fue personal de Ferry Porsche; un coche que de vez en cuando sigue saliendo del museo para asistir a eventos especiales. Junto al mismo hay una pantalla en la que puedes ver fotos de eventos en los que este mismo coche (con su misma matrícula original que conserva) participó a lo largo de su historia desde finales de los años 40.



Y termino ya con alguna foto más que incluye otro mito; el Carrera GT





Me pasé en el Museo gran parte del sábado y comí allí mismo en uno de los dos restaurantes que en el mismo están instalados. Al finalizar visité la tienda y no pude resistir la tentación de traerme algún recuerdo , como un libro de fotos dedicado al Boxster, una gorra, un polo, y alguna cosilla más.

En la mañana del domingo todavía aproveché para darme otra vuelta por el centro de Stuttgart y visitar alguno de sus monumentos, y ya por la tarde, retorno a casa.

Espero que os haya gustado este sencillo reportaje. En el foro habrá muchos post similares o parecidos acerca de visitas al Museo, pero yo he querido dejar aquí el testimonio de la mía propia.


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