Hace más o menos dos años (madre mía cómo pasa el tiempo) me di cuenta de una cosa que sabía desde que era pequeño. Me encantan los :[porsche].
Llegados a esta conclusión básica, se me abría un mar de dudas, como comenté en mi primer post. Los que más me gustaban eran los 964, pero cuando ahorraba lo suficiente para llegar a uno, se vendía y el siguiente costaba más caro. Me gustan también mucho los boxster, sin entrar en un sinfín de detalles, me parece un coche extraordinario y no descarto que alguna vez haya alguno en el garaje. Y, a pesar de los huevos fritos, también me gustaba el 996 con una relación disfrute/precio muy interesante ahora mismo.
Con esta amplitud de miras, me puse a ver anuncios, a ver de qué modelo me acababa enamorando.
Y efectivamente llegó...
Un 987 azul con muchos extras. Su vendedor todo un señor, de este foro, por supuesto. Bastaron 15 minutos de conversación para que me transmitiese una confianza absoluta y una gran tranquilidad.
Realicé todos los preparativos y ya estaba pensando en cómo quedaría la historia de la salida a las cuatro de la madrugada para ir a buscar el coche atravesando media España y me imaginaba cómo sería la vuelta en un descapotable espectacular.
Pero aquí comenzaron las curvas. La noche que tenía que pasar viajando a por el coche la pasé en el Hospital, acompañando a mi mujer y con apariencia de que algo pintaba entre mal y muy mal.
Tocó apartarse del mundo Porsche de golpe y cruzar un océano de pruebas médicas que dejó todo en un gran susto y un mal menor que afortunadamente ya ha quedado en el olvido.
Me queda pendiente coincidir con el vendedor en alguna quedada y disculparme personalmente, porque todo sucedió de la noche a la mañana.
Al final, todo volvió a su cauce, y cuando parecía que se me había pasado la fiebre por los Porsche, volví a ver una unidad que me hizo tilín...
continuará...
Llegados a esta conclusión básica, se me abría un mar de dudas, como comenté en mi primer post. Los que más me gustaban eran los 964, pero cuando ahorraba lo suficiente para llegar a uno, se vendía y el siguiente costaba más caro. Me gustan también mucho los boxster, sin entrar en un sinfín de detalles, me parece un coche extraordinario y no descarto que alguna vez haya alguno en el garaje. Y, a pesar de los huevos fritos, también me gustaba el 996 con una relación disfrute/precio muy interesante ahora mismo.
Con esta amplitud de miras, me puse a ver anuncios, a ver de qué modelo me acababa enamorando.
Y efectivamente llegó...
Un 987 azul con muchos extras. Su vendedor todo un señor, de este foro, por supuesto. Bastaron 15 minutos de conversación para que me transmitiese una confianza absoluta y una gran tranquilidad.
Realicé todos los preparativos y ya estaba pensando en cómo quedaría la historia de la salida a las cuatro de la madrugada para ir a buscar el coche atravesando media España y me imaginaba cómo sería la vuelta en un descapotable espectacular.
Pero aquí comenzaron las curvas. La noche que tenía que pasar viajando a por el coche la pasé en el Hospital, acompañando a mi mujer y con apariencia de que algo pintaba entre mal y muy mal.
Tocó apartarse del mundo Porsche de golpe y cruzar un océano de pruebas médicas que dejó todo en un gran susto y un mal menor que afortunadamente ya ha quedado en el olvido.
Me queda pendiente coincidir con el vendedor en alguna quedada y disculparme personalmente, porque todo sucedió de la noche a la mañana.
Al final, todo volvió a su cauce, y cuando parecía que se me había pasado la fiebre por los Porsche, volví a ver una unidad que me hizo tilín...
continuará...
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