En un pequeño descanso de mi actividad como estudiante, (al igual que ahora para narraros esta historia), surgió la invención de realizar un viaje. Cómo no, una de mis prioridades era visitar el país germánico, por lo que tuve la suerte de que accedieron. Y a inicios de Diciembre, partimos.
En el aeropuerto de Alicante, donde haríamos transbordo hacia Alemania, nos encontramos con el primer impedimento, y es debido a que, el estilo de Ryanair había cambiado. Ya no se imprimen los asientos, sino la reserva, por lo que sino haces un determinado proceso en la web, te encuentras con que en el aeropuerto, te toca pagar 45€/persona por dicho ticket, y al ser 4, echad cuentas.
Al llegar a Weeze, nos esperaba un frío increíble, (como no), junto con el trámite del coche. Debido a que sale más barato, te mueves libremente, y las condiciones y seguros no están nada mal por parte de las compañías tipo Sixt/Hertz.
El coche escogido fue el nuevo Tiguan, el cuál me sorprendió, tanto por el cambio estético acercándose más al Touareg, como por la suavidad del DSG y del motor en sí. Y, directamente, salimos de Weeze hacia Dusseldorf.
Nada más llegar al parking, me encontré con un Continental GT bastante personalizado. Y una vez allí, comenzamos a descubrir la ciudad. Cómo no, nos encontraríamos ante el inicio y auge de la época de los mercados navideños, algo que desconocía, pero me encantó.
Una vez vista gran parte de la ciudad, (no pude fotografiar la gran cantidad de deportivos que se movían a lo largo del tráfico), nos fuimos directos a Colonia, donde estabamos hospedados, para hacer un parón. Al día siguiente, partimos hacia Boppard, Sant Goar, y unos determinados pueblos que están a lo largo del valle, bordeando el río Ring.
Al día siguiente, nos esperaba un viaje de 5h, padre-hijo, donde desembarcaríamos en uno de los museos más grandes de toda Europa. Y creo que no hace falta decir, dicha ubicación.
Posteriormente, hicimos un parón, para una pequeña parada en boxes.
Continuará...
En el aeropuerto de Alicante, donde haríamos transbordo hacia Alemania, nos encontramos con el primer impedimento, y es debido a que, el estilo de Ryanair había cambiado. Ya no se imprimen los asientos, sino la reserva, por lo que sino haces un determinado proceso en la web, te encuentras con que en el aeropuerto, te toca pagar 45€/persona por dicho ticket, y al ser 4, echad cuentas.
Al llegar a Weeze, nos esperaba un frío increíble, (como no), junto con el trámite del coche. Debido a que sale más barato, te mueves libremente, y las condiciones y seguros no están nada mal por parte de las compañías tipo Sixt/Hertz.
El coche escogido fue el nuevo Tiguan, el cuál me sorprendió, tanto por el cambio estético acercándose más al Touareg, como por la suavidad del DSG y del motor en sí. Y, directamente, salimos de Weeze hacia Dusseldorf.
Nada más llegar al parking, me encontré con un Continental GT bastante personalizado. Y una vez allí, comenzamos a descubrir la ciudad. Cómo no, nos encontraríamos ante el inicio y auge de la época de los mercados navideños, algo que desconocía, pero me encantó.
Una vez vista gran parte de la ciudad, (no pude fotografiar la gran cantidad de deportivos que se movían a lo largo del tráfico), nos fuimos directos a Colonia, donde estabamos hospedados, para hacer un parón. Al día siguiente, partimos hacia Boppard, Sant Goar, y unos determinados pueblos que están a lo largo del valle, bordeando el río Ring.
Al día siguiente, nos esperaba un viaje de 5h, padre-hijo, donde desembarcaríamos en uno de los museos más grandes de toda Europa. Y creo que no hace falta decir, dicha ubicación.
Posteriormente, hicimos un parón, para una pequeña parada en boxes.
Continuará...
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