Hoy tocaba hacerle la ITV al 944 S2 cabrio que tengo en Tenerife y al pasarla, no pude resistirme a sumarle otros tantos km a sus ya casi 275 mil.
Con la capota subida y el aire acondicionado puesto, tomé la carretera secundaria más cercana y fui subiendo y subiendo y subiendo a un ritmo "alegre" hasta alcanzar las faldas del Teide a 2.000 metros. Por el camino no dejaba de sorprenderme la normalidad con la que este coche de 26 años se tragaba los metros de altitud en un día tórrido sin flaquear ni calentarse.
Como tantas y tantas veces, una vez más me impactó por su aplomo y precisión al trazar las curvas, por la buena respuesta del cambio y cómo no, por el magnífico par de su motor 3.0 de 16V que era una auténtica delicia en los adelantamientos.
A diferencia del 944 Turbo, el S2 requiere mucho menos "preparación" para los adelantamientos, si bien también se le acaba antes el fuelle que a su hermano mayor (en edad y caballos, que no cubicación). Al adelantar, el S2 abre fuego con su par motor de locomotora y acelera de forma contundente subiendo de vueltas con la misma solidez.
Como decía un amigo, es un 4 cilindros que se comporta como un 6. Y así se sucedieron docenas y docenas de curvas y adelantamientos de todo tipo, con cambios de rasante, paellas cerradas, peraltes que acercaban peligrosamente el borde de la calzada... pero sobre todo con una intensa sensación de conducción, de sentir al volante cada cambio en el firme, cada desnivel, cada oportunidad de exprimir todavía más aquel motor de tres litros.
Después de la carretera revirada de montaña, tomé la autopista para volver, y ahí el S2 demostró nuevamente su versatilidad como devorakilómetros rutero que es, rodando deprisa como si flotase en las largas rectas.
Al llegar a casa y aparcarlo aún sentía la adrenalina acelerarme el pulso. Aún sentía haber estado un rato tocando el cielo con el 944S2.
Con la capota subida y el aire acondicionado puesto, tomé la carretera secundaria más cercana y fui subiendo y subiendo y subiendo a un ritmo "alegre" hasta alcanzar las faldas del Teide a 2.000 metros. Por el camino no dejaba de sorprenderme la normalidad con la que este coche de 26 años se tragaba los metros de altitud en un día tórrido sin flaquear ni calentarse.
Como tantas y tantas veces, una vez más me impactó por su aplomo y precisión al trazar las curvas, por la buena respuesta del cambio y cómo no, por el magnífico par de su motor 3.0 de 16V que era una auténtica delicia en los adelantamientos.
A diferencia del 944 Turbo, el S2 requiere mucho menos "preparación" para los adelantamientos, si bien también se le acaba antes el fuelle que a su hermano mayor (en edad y caballos, que no cubicación). Al adelantar, el S2 abre fuego con su par motor de locomotora y acelera de forma contundente subiendo de vueltas con la misma solidez.
Como decía un amigo, es un 4 cilindros que se comporta como un 6. Y así se sucedieron docenas y docenas de curvas y adelantamientos de todo tipo, con cambios de rasante, paellas cerradas, peraltes que acercaban peligrosamente el borde de la calzada... pero sobre todo con una intensa sensación de conducción, de sentir al volante cada cambio en el firme, cada desnivel, cada oportunidad de exprimir todavía más aquel motor de tres litros.
Después de la carretera revirada de montaña, tomé la autopista para volver, y ahí el S2 demostró nuevamente su versatilidad como devorakilómetros rutero que es, rodando deprisa como si flotase en las largas rectas.
Al llegar a casa y aparcarlo aún sentía la adrenalina acelerarme el pulso. Aún sentía haber estado un rato tocando el cielo con el 944S2.
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